domingo, 14 de abril de 2013

EL SUEÑO REPUBLICANO



                                      

Con motivo del 82º Aniversario de la II República Española, te invitamos al Acto conmemorativo que tendrá lugar el domingo, día 14 de abril de 2013 a las 12 de la mañana en la sede de UPAN, en C/ Joaquín Turina nº 34.

Tras el acto tendrá lugar una jornada de convivencia en la que disfrutaremos de un aperitivo.

En España ha existido una persistente corriente de pensamiento republicana a lo largo de los siglos XIX, XX y XXI, que se ha materializado en diversos partidos políticos de distinto signo a lo largo de la historia de España. Si bien dichos movimientos han compartido el objetivo de establecer una República en España, durante estos tres siglos han surgido distintas corrientes según la forma organizativa que se quería dar al Estado: unitaria o centralista, o federalista, existiendo además corrientes independentistas de carácter republicano en diversas regiones españolas.

A pesar de la larga tradición de republicanismo que se ha dado en el país, España ha tenido un sistema político republicano tan solo durante dos cortos periodos de tiempo, que suman menos de 10 años de sistema republicano en la historia española. Estos periodos en los que la República fue la forma de gobierno del Estado español fueron la Primera República Española, entre el 11 de febrero de 1873 y el 29 de diciembre de 1874; y la Segunda República Española, entre el 14 de abril de 1931 y el 1 de abril de 1939.

Las raíces del republicanismo en España se encuentran en el liberalismo, surgido a partir de la Revolución francesa y cuyas primeras manifestaciones se encuentran en La Guerra de La Independencia Española (1808-1814). Durante el primer tercio del siglo XIX dieron varios pronunciamientos liberales, aparecieron los primeros movimientos claramente antimonárquicos y republicanos. Pero no fue hasta el 11 de febrero de 1873 cuando las Cortes proclamaron la Primera República Española, la cual duró poco tiempo por la inestabilidad provocada por las guerras, división de pensamientos, golpes de estado y la restauración borbónica del 29 de diciembre de 1874.

Tras la Restauración, aparecieron diversos partidos republicanos. El 14 de abril de 1931, tras unas elecciones municipales en las que los republicanos ganaron en la mayoría de las capitales de provincia, fue proclamada la Segunda República Española. Éste adoptó la forma de república unitaria, si bien permitía la formación de regiones autónomas. La república pronto tuvo que enfrentarse a la polarización política propia de la época, al tiempo que en Europa se vivía el ascenso al poder de dictaduras totalitarias. Este gobierno trató de realizar numerosas reformas, como la Ley de Reforma Agraria. Fue en 1931 cuando se extendió también, por primera vez en España, el sufragio universal a las mujeres.

Desde la Transición en 20 de noviembre 1975, se ha recuperado la reivindicación de una Tercera República Española. Entre la opinión pública, según reflejan diversos sondeos y encuestas, hay también una parte significativa de la población española que se declara republicana.

Desde nuestra agrupación, defendemos la República como el mejor régimen político para España no es, como pretenden algunos serviles, “una conspiración comunista”, ni “una utopía anarquista”, ni “un sueño ilustrado” sino una necesidad histórica.

La rancia monarquía está agotada y no puede ofrecer ya sino más pobreza, más injusticia y más corrupción. El régimen actual es incapaz por su propia naturaleza de ofrecer una vida digna a los millones de trabajadores que están en el paro, a los miles de ciudadanos que son desahuciados por los mismos bancos que han sido rescatados con miles de millones de euros procedentes de fondos públicos, a los jóvenes que trabajan con sueldos basura o que se ven obligados a emigrar para poder vivir, a los jubilados que sobreviven a duras penas con pensiones de miseria. Los derechos sociales recogidos en la Constitución se han convertido desde el principio en papel mojado. Así, por ejemplo, el derecho al trabajo y el derecho a una vivienda digna. Es un sarcasmo que en ella se afirme que “los poderes públicos realizarán una política orientada al pleno empleo” y que impedirán la especulación del suelo.

Por eso proclamamos que el fin natural de una sociedad democrática es la República. Sólo la República traerá consigo una verdadera ruptura con el régimen arcaico que aún nos tiene marcado. La Transición encarna el siniestro continuismo del “atado y bien atado” mediante su heredero Borbón y bajo la forma edulcorada de un parlamentarismo de cartón piedra.

Como la II República rompió con el caciquismo de la Restauración, la nueva República deberá romper con el franquismo encubierto de la Transición.

Por un Estado laico, respetuoso con las creencias y defensor insobornable de la hegemonía del poder civil, por un fruto maduro del espíritu republicano, no de un trasnochado ideario monárquico. Cuando contemplamos día a día el deterioro creciente de lo público en beneficio de una casta privilegiada, hay que afirmar con toda claridad que sólo la III República podrá garantizar en futuro de calidad.



SALUD Y REPÚBLICA








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